Hoy analizaremos el tema del
arrepentimiento, y veremos en las Escrituras lo que en realidad significa
‘arrepentirse’: En 1ª de Tesalonicenses 1: 4-10, leemos:
4) Sabemos, hermanos amados
de Dios, que El os ha elegido,
5) pues nuestro evangelio
no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el
Espíritu Santo y en plena certidumbre. Bien sabéis cómo nos portamos entre
vosotros, por amor de vosotros.
6) Vosotros vinisteis a ser
imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran
tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo.
7) De esta manera habéis
sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya,
8) porque partiendo de
vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor; y no sólo en Macedonia y
Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de
modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.
9) Ellos mismos cuentan de
nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los
ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
10) y esperar de los cielos
a Su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira
venidera.
Aquí hay un resumen de lo que
significa un verdadero arrepentimiento: "Ellos mismos nos cuentan...
cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero". Alguien definió el arrepentimiento como "un viraje
de 180 grados", lo cual significa darle la espalda al pecado y
volvernos hacia Dios.
El arrepentimiento genuino no
consiste solamente en abandonar el pecado; es también volverse a Dios, y
servirle.
He aquí lo que nos dice 1ª
de Pedro 3: 10-11:
10) Porque: el que quiere amar
la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen
engaño;
11) apártese del mal, y
haga el bien; busque la paz, y sígala.
Por las Escrituras, vemos que el
arrepentimiento genuino implica un viraje (cambio de rumbo) completo,
opuesto al que llevábamos.¡El cambio de sentido tiene que ser total!
Tenemos que darle las espaldas
al pecado, y decirle ¡adiós!, para nunca más regresar a él. Y ponernos de cara
a Jesucristo, y caminar hacia El. Un viraje incompleto, a media voluntad nunca nos
libertará del poder del pecado; Tenemos que pasar de ser esclavos del pecados,
a ser esclavos del Hijo de Dios; de estar esclavizados por el pecado a estar
‘esclavizados para el Señor’ (Romanos 6: 21-22)
¡Cuánto dolor sentía yo en mi
alma durante todos esos años que me pasé pecando y confesando..., pecando y
confesando, pero nunca apartándome verdaderamente del pecado. Era como la mujer
de Lot, que si bien se fue de Sodoma, la ciudad en llamas, aún la añoraba en su
corazón, y miró atrás para echar ‘un vistazo’. Su corazón no se había
alejado de Sodoma y por eso pereció, convirtiéndose en estatua de sal.
Debemos acordarnos de la mujer
de Lot, por ser ella un monumento a quienes no quieren despedirse por entero
del pecado.
¿Estás dispuesto a confiar que
DIOS puede suplir TODAS tus necesidades, tal como lo ha
prometido?
He aquí lo que dice con
respecto a esto Filipenses 4:19:
"Mi Dios, pues, suplirá
todo lo que os falta, conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús".
En esta declaración no hay
clasificaciones. Sencilla y llanamente, suplirá todo lo que os falta. A
veces confundimos lo que ‘nos falta’ con lo que ‘deseamos’, olvidándonos que
Dios sabe siempre lo que es mejor para nosotros en cada momento específico.
Esta es mi esperanza y súplica
por ti también: que Dios te
capacite para genuinamente apartarte del pecado, de una vez y por todas,
tal como lo hizo conmigo; y no al paso normal, sino más bien que corras lo
más rápido y lejos posible.
A continuación encontramos
otro pasaje excelente, que describe la actitud de un auténtico arrepentimiento.
Fíjate en los siete pasos que se mencionan en Santiago 4: 7-10:
v7) 1er paso: Someteos,
pues, a Dios;
2ndo paso: Resistid al diablo, y
huirá de vosotros.
v8) 3er paso: Acercaos
a Dios, y El se acercará a vosotros.
4to paso: Pecadores, limpiad las
manos;
5to paso: Y vosotros, los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones.
v9) 6to paso: Afligíos,
lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en
tristeza.
v10) 7mo paso: Humillaos
delante del Señor, y El os exaltará.
Ahí tenemos la manera de
distinguir cuando Dios nos ha concedido el arrepentimiento: no solamente hacemos
un giro de 180 grados, sino que también perdemos esas tonterías, esa risa
hueca, esos chistes de doble sentido, y el orgullo. Además, estamos seriamente
decididos a abandonar el pecado.
Nos duele haber pecado, y
hasta nos volvemos sombríos, tal y como lo mencionan los versículos. Esto no
quiere decir que vivamos el resto de nuestras vidas así, porque el gozo
viene a la vida que se entrega a la pureza. Pero hay un tiempo durante el
cual se acaba toda la frivolidad, y entonces viene la necesidad de terminar de
una vez con el pecado.
Recuerdo que cuando comencé a
salirme de mi pecado, me propuse en serio erradicar ese pecado de mi vida.
Busqué con siceridad al Señor, y escuché atentamente lo que otros, que habían
salido antes que yo, tuvieran que decir. Estaba completamente dispuesto a hacer
lo que fuera necesario para ser libre.
¿Te encuentras en ese punto,
amigo? ¿Estás dispuesto a hacer lo que haga falta, para obtener tu libertad?
Oswald Chambers escribió:
"La convicción de pecado
es una de las cosas más inusitadas que jamás alcanzan a un hombre. Es el umbral
del conocimiento de Dios. Jesucristo dijo que cuando el Espíritu Santo viniera,
convencería al mundo de pecado; y cuando el Espíritu Santo despierta la
consciencia del hombre, y lo trae a la presencia de Dios, no es su relación con
los demás seres humanos lo que le molesta, sino su relación con Dios: ‘Contra
Ti, contra Ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos’.
La convicción de pecado, la
maravilla del perdón y la santidad se encuentran tan íntimamente entrelazadas,
que sólo el hombre que es perdonado es santo; nos demuestra que ha sido
perdonado, al ser lo opuesto de lo que fue, por la gracia de Dios. El
arrepentimiento siempre lleva al hombre a este punto: ‘He pecado.’ La más clara
señal de que Dios se encuentra obrando, es cuando el hombre lo dice, y de
verdad. Cualquier otra cosa no es más que remordimiento por haber dado
traspiés; el reflejo de tenerse asco a uno mismo.
La entrada al Reino es a
través de los retortijones punzantes del arrepentimiento cayendo sobre la
bondad respetable del hombre; entonces el Espíritu Santo, que produce tales
agonías, empieza a formar al Hijo de Dios en la vida del individuo. La nueva vida
se manifestará en arrepentimiento consciente y santidad inconsciente, jamás a
la inversa.
El arrepentimiento constituye
los cimientos del cristianismo. Hablando en sentido estricto, un hombre no
puede arrepentirse cuando quiera; el arrepentimiento es un regalo de Dios. Los
antiguos puritanos solían orar por el ‘don de lágrimas’. Si acaso dejas de
experimentar y conocer la virtud del arrepentimiento, estarás en tinieblas.
Examínate, y mira a ver, no sea que te hayas olvidado de cómo
arrepentirte".
¿Te percataste de que el
arrepentimiento es un don (o sea, un regalo) de Dios?
El siguiente pasaje está en 2ª
de Timoteo 2: 25-26:
"... que con mansedumbre
(el siervo de Dios) corrija a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda
que se arrepientan, para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en
que están cautivos a la voluntad de él."
Fíjate que el
arrepentimiento es la única vía para escaparnos de la trampa del diablo.
A continuación, examinemos
otro pasaje de las Escrituras, y fijémonos en los elementos contenidos en el
arrepentimiento. Isaías 55: 6-7:
6) "Buscad a Jehová
mientras pueda ser hallado; llamadle en tanto que está cercano.
7) Deje el impío su camino,
y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios vivo, el cual será amplio en perdonar".
El arrepentimiento siempre
trae muchas cosas buenas.
No se trata simplemente de que nos alejemos del pecado y nos quedemos vacíos,
sin que nada excitante ocurra en nuestras vidas. Es posible que te preguntes
quién, o qué satisfará de ahora en adelante los anhelos de tu corazón.
¡La respuesta, mi amigo, es Jesucristo!
El Señor satisfará tus necesidades y los anhelos de tu corazón. ¡La satisfacción
que El da es permanente! ¡Me he dado cuenta que en realidad nunca experimenté
lo que es ‘vivir’, hasta que fui libre! La misión del Señor Jesús fue
‘llevar cautiva la cautividad’ (Efesios 4:8) para que quienes éramos
cautivos del pecado viniéramos a ser cautivos de Cristo, y gozáramos de todo lo
que El tiene para nosotros.
En realidad, estamos
abandonando los placeres menores y temporales, a cambio de los mayores y
eternos. Sí; es verdad que renunciamos a los placeres del pecado; pero ganamos
los placeres de Cristo, y en el Salmo 16:11 se nos dice que son placeres
‘eternos’.
"Me mostrarás la senda de
la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para
siempre".
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