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domingo, 17 de junio de 2012

El arrepentimiento


Hoy analizaremos el tema del arrepentimiento, y veremos en las Escrituras lo que en realidad significa ‘arrepentirse’: En 1ª de Tesalonicenses 1: 4-10, leemos:

4) Sabemos, hermanos amados de Dios, que El os ha elegido,

5) pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre. Bien sabéis cómo nos portamos entre vosotros, por amor de vosotros.

6) Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo.

7) De esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya,

8) porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor; y no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.

9) Ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

10) y esperar de los cielos a Su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

Aquí hay un resumen de lo que significa un verdadero arrepentimiento: "Ellos mismos nos cuentan... cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero". Alguien definió el arrepentimiento como "un viraje de 180 grados", lo cual significa darle la espalda al pecado y volvernos hacia Dios.

El arrepentimiento genuino no consiste solamente en abandonar el pecado; es también volverse a Dios, y servirle.

He aquí lo que nos dice 1ª de Pedro 3: 10-11:

10) Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño;

11) apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.

Por las Escrituras, vemos que el arrepentimiento genuino implica un viraje (cambio de rumbo) completo, opuesto al que llevábamos.¡El cambio de sentido tiene que ser total!

Tenemos que darle las espaldas al pecado, y decirle ¡adiós!, para nunca más regresar a él. Y ponernos de cara a Jesucristo, y caminar hacia El. Un viraje incompleto, a media voluntad nunca nos libertará del poder del pecado; Tenemos que pasar de ser esclavos del pecados, a ser esclavos del Hijo de Dios; de estar esclavizados por el pecado a estar ‘esclavizados para el Señor’ (Romanos 6: 21-22)

¡Cuánto dolor sentía yo en mi alma durante todos esos años que me pasé pecando y confesando..., pecando y confesando, pero nunca apartándome verdaderamente del pecado. Era como la mujer de Lot, que si bien se fue de Sodoma, la ciudad en llamas, aún la añoraba en su corazón, y miró atrás para echar ‘un vistazo’. Su corazón no se había alejado de Sodoma y por eso pereció, convirtiéndose en estatua de sal.

Debemos acordarnos de la mujer de Lot, por ser ella un monumento a quienes no quieren despedirse por entero del pecado.

¿Estás dispuesto a confiar que DIOS puede suplir TODAS tus necesidades, tal como lo ha prometido?

He aquí lo que dice con respecto a esto Filipenses 4:19:

"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta, conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús".

En esta declaración no hay clasificaciones. Sencilla y llanamente, suplirá todo lo que os falta. A veces confundimos lo que ‘nos falta’ con lo que ‘deseamos’, olvidándonos que Dios sabe siempre lo que es mejor para nosotros en cada momento específico.

Esta es mi esperanza y súplica por ti también: que Dios te capacite para genuinamente apartarte del pecado, de una vez y por todas, tal como lo hizo conmigo; y no al paso normal, sino más bien que corras lo más rápido y lejos posible.

A continuación encontramos otro pasaje excelente, que describe la actitud de un auténtico arrepentimiento. Fíjate en los siete pasos que se mencionan en Santiago 4: 7-10:

v7) 1er paso: Someteos, pues, a Dios;

2ndo paso: Resistid al diablo, y huirá de vosotros.

v8) 3er paso: Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros.

4to paso: Pecadores, limpiad las manos;

5to paso: Y vosotros, los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

v9) 6to paso: Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.

v10) 7mo paso: Humillaos delante del Señor, y El os exaltará.

Ahí tenemos la manera de distinguir cuando Dios nos ha concedido el arrepentimiento: no solamente hacemos un giro de 180 grados, sino que también perdemos esas tonterías, esa risa hueca, esos chistes de doble sentido, y el orgullo. Además, estamos seriamente decididos a abandonar el pecado.

Nos duele haber pecado, y hasta nos volvemos sombríos, tal y como lo mencionan los versículos. Esto no quiere decir que vivamos el resto de nuestras vidas así, porque el gozo viene a la vida que se entrega a la pureza. Pero hay un tiempo durante el cual se acaba toda la frivolidad, y entonces viene la necesidad de terminar de una vez con el pecado.

Recuerdo que cuando comencé a salirme de mi pecado, me propuse en serio erradicar ese pecado de mi vida. Busqué con siceridad al Señor, y escuché atentamente lo que otros, que habían salido antes que yo, tuvieran que decir. Estaba completamente dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ser libre.

¿Te encuentras en ese punto, amigo? ¿Estás dispuesto a hacer lo que haga falta, para obtener tu libertad?

Oswald Chambers escribió:

"La convicción de pecado es una de las cosas más inusitadas que jamás alcanzan a un hombre. Es el umbral del conocimiento de Dios. Jesucristo dijo que cuando el Espíritu Santo viniera, convencería al mundo de pecado; y cuando el Espíritu Santo despierta la consciencia del hombre, y lo trae a la presencia de Dios, no es su relación con los demás seres humanos lo que le molesta, sino su relación con Dios: ‘Contra Ti, contra Ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos’.

La convicción de pecado, la maravilla del perdón y la santidad se encuentran tan íntimamente entrelazadas, que sólo el hombre que es perdonado es santo; nos demuestra que ha sido perdonado, al ser lo opuesto de lo que fue, por la gracia de Dios. El arrepentimiento siempre lleva al hombre a este punto: ‘He pecado.’ La más clara señal de que Dios se encuentra obrando, es cuando el hombre lo dice, y de verdad. Cualquier otra cosa no es más que remordimiento por haber dado traspiés; el reflejo de tenerse asco a uno mismo.

La entrada al Reino es a través de los retortijones punzantes del arrepentimiento cayendo sobre la bondad respetable del hombre; entonces el Espíritu Santo, que produce tales agonías, empieza a formar al Hijo de Dios en la vida del individuo. La nueva vida se manifestará en arrepentimiento consciente y santidad inconsciente, jamás a la inversa.

El arrepentimiento constituye los cimientos del cristianismo. Hablando en sentido estricto, un hombre no puede arrepentirse cuando quiera; el arrepentimiento es un regalo de Dios. Los antiguos puritanos solían orar por el ‘don de lágrimas’. Si acaso dejas de experimentar y conocer la virtud del arrepentimiento, estarás en tinieblas. Examínate, y mira a ver, no sea que te hayas olvidado de cómo arrepentirte".

¿Te percataste de que el arrepentimiento es un don (o sea, un regalo) de Dios?

El siguiente pasaje está en 2ª de Timoteo 2: 25-26:

"... que con mansedumbre (el siervo de Dios) corrija a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan, para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a la voluntad de él."

Fíjate que el arrepentimiento es la única vía para escaparnos de la trampa del diablo.

A continuación, examinemos otro pasaje de las Escrituras, y fijémonos en los elementos contenidos en el arrepentimiento. Isaías 55: 6-7:

6) "Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado; llamadle en tanto que está cercano.

7) Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios vivo, el cual será amplio en perdonar".

El arrepentimiento siempre trae muchas cosas buenas. No se trata simplemente de que nos alejemos del pecado y nos quedemos vacíos, sin que nada excitante ocurra en nuestras vidas. Es posible que te preguntes quién, o qué satisfará de ahora en adelante los anhelos de tu corazón.

¡La respuesta, mi amigo, es Jesucristo! El Señor satisfará tus necesidades y los anhelos de tu corazón. ¡La satisfacción que El da es permanente! ¡Me he dado cuenta que en realidad nunca experimenté lo que es ‘vivir’, hasta que fui libre! La misión del Señor Jesús fue ‘llevar cautiva la cautividad’ (Efesios 4:8) para que quienes éramos cautivos del pecado viniéramos a ser cautivos de Cristo, y gozáramos de todo lo que El tiene para nosotros.

En realidad, estamos abandonando los placeres menores y temporales, a cambio de los mayores y eternos. Sí; es verdad que renunciamos a los placeres del pecado; pero ganamos los placeres de Cristo, y en el Salmo 16:11 se nos dice que son placeres ‘eternos’.

"Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre".

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